LEYENDAS SOBRE EL LAGO

El lago Titicaca guarda entre sus profundidades una famosa leyenda contada por los descendientes de los incas.
Cuenta que era un valle o paraíso terrenal hermoso, donde vivían en paz y armonía personas de nobles corazones. No conocían la maldad y solo reinaba la felicidad, la alegría y el amor.
Los Dioses se sentían felices y satisfechos por estos seres de buen corazón, a los cuales imponían una sola condición: "De no subir la cima de las montañas donde ardía el fuego sagrado".
Durante largo tiempo los hombres no pensaron en infringir la orden de los Dioses.
Más adelante un ser maligno, el diablo o el demonio, condenado a vivir en la oscuridad, no soportando las condiciones en las que vivía el pueblo, con crueldad y maldad se presentó en el lugar y provocó la tentación hacia los habitantes.
El maligno se ingenió para dividir a los hombres sembrando la discordia, y les pidió probar su coraje yendo a buscar el Fuego Sagrado a la cima de las montañas. Las personas aceptaron el reto y escalaron las montañas cayendo en el pecado y generando la maldad.
Miles de pumas salieron de las cavernas y devoraron a estos seres que suplicaban ayuda al diablo, pero el maligno permanecía insensible a sus súplicas.
El Dios Inti o Viracocha, al ver que los habitantes habían cometido su primer pecado empezó a llorar y sus lagrimas con abundancia inundaron el valle hasta formarse lo que actualmente es el famoso lago.
Solo un hombre y una mujer llegaron a salvarse sobre una barca de junco y cuando el sol brilló de nuevo, no creían a sus ojos: bajo el cielo azul y puro, estaban en medio de un lago inmenso. En sus aguas flotaban los pumas ahogados y transformados en estatuas de piedra.
Desde entonces el lago Titicaca, de acuerdo a esta leyenda, es conocido como el lago de los pumas de piedra.

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